A Loli Hurtado le encantaba el spinning, pero, sobre todo, la labor con los alumnos. “No es el trabajo. Son las personas, los sitios…”, comenta. Tras 10 años en Larraona como profesora (hace seis que lo dejó), Loli, de 56 años, sigue acudiendo a nuestras instalaciones para practicar deporte, sobre todo, ciclo indoor virtual. Quien acude a esta actividad puede que la haya visto, incluso que haya recibido alguna indicación por su parte si ella ha visto que le podía ayudar en algo, debido a su “defecto profesional”, al que bien se le podría llamar virtud: la empatía que tiene con los demás.
Esto le ha valido el cariño de sus alumnos, quienes se siguen encontrando con ella por las instalaciones de nuestro gimnasio: “La gente quedó contenta, y yo encantadísima. Es un placer y una recompensa muy grande. A mí me encantaba el spinning y andaba formándome continuamente y acudiendo a eventos”.
“No es la edad, son las ganas”
Con cuarenta años se sacó los títulos para ser profesora. “Tenía los críos pequeños y me apunté a spinning”, cuenta. “Me resultó una actividad fácil y que me hacía sentir súper bien. Mejoras la frecuencia cardiaca y la música, inspiradora, ayuda un montón. Es ese unir mente y cuerpo, una explosión de sentimientos muy agradables. Cada día me enganchaba más.”.
Ahora, aparte de spinning, Loli hace ciclo indoor virtual (una variante muy parecida que nosotros ofrecemos como clase dirigida o en formato “virtual”, sin profesor) y sube monte para mantenerse en forma. Recalca que ciclo indoor es una actividad que la puede hacer cualquiera, ya que se puede adaptar la intensidad: “No es la edad, son las ganas, es que te guste. Para mí fue un orgullo sacarme los títulos de profesora, entre tantos jóvenes musculados con cuerpos impresionantes. Me hice un hueco y creo que lo hice bien. Para instruir también se necesita tener una buena comunicación para llegar al alumno, saber estar, escuchar…”.
La experiencia en ciclo indoor virtual
El funcionamiento de las sesiones de ciclo indoor virtual es el siguiente: durante estas franjas horarias ponemos a disposición de los socios una sala con bicicletas estáticas y una pantalla para elegir un programa de entrenamiento. Existe todo un abanico de modelos y perfiles de clase según las zonas de energía, clasificadas por colores. La azul se corresponde con una actividad de hasta el 70% de frecuencia cardiaca; el amarillo, hasta 75-80%; y el rojo hace referencia a niveles muy alto de ejercicio aeróbico, pasando a ser casi anaeróbico.
“Hay que ir de menos a más”, explica Loli. “Por ejemplo, si empiezas en septiembre puedes realizar clases de fondo, con un 65-75% de frecuencia cardiaca. Hay que construir una base aeróbica antes de hacer ejercicios de fuerza o intervalos”.
Normalmente, los que acuden a ciclo indoor virtual ya han realizado clases de spinning o de ciclo indoor previamente, y saben a qué revoluciones por minuto deben ir. No obstante, los programas muestran visualmente las franjas de trabajo y todas las indicaciones necesarias para el usuario.
“Es una gozada, está todo súper cuadrado. También la música y el tempo de la música, que es muy importante. El trabajo está en seguir lo que pone la pantalla. Por ejemplo, si dice que es llano y hay que ir a 92 pedaladas por minuto durante 3 minutos, tienes que ir a 92 revoluciones por minuto. Hay un entrenamiento, que eso es de lo que se trata”.
Loli lo valora porque ella como profesora tenía que diseñar cada sesión a través de un programa informático, estableciendo los perfiles de trabajo, mientras que aquí ya está todo hecho, listo para que nuestros socios puedan disfrutarlo. “Es una herramienta muy buena”.
Una idea para gente con poco tiempo
Al llegar a ciclo indoor virtual, los usuarios eligen qué sesión van a utilizar y la reproducen para todos. “No suele haber mucha gente en la clase. La hacemos al mediodía, que es cuando estamos libres. Es muy buena idea para la gente que disponemos de poco tiempo o que no nos coinciden los horarios para asistir a las actividades dirigidas”.
El propósito es mejorar en condición física, aparte de pasarlo bien. Loli suele coincidir con otra socia recurrente, y con todos los que se animan a probar la actividad y repiten siempre que pueden. “Es una maravilla tener una sala en Larraona con las bicicletas. Y además con ventanas para la ventilación. Es un lujo”, insiste.
Lo que de verdad es un lujo es contar con una familia de socios tan agradecida y dispuesta a colaborar, una gran recompensa para todos los trabajadores del polideportivo.
“Voy a Larraona y voy a mi casa. Me borré de mi anterior gimnasio para venir aquí. Es ese feeling, esa empatía… He vivido aquí tantas cosas buenas por las que estoy agradecida”, concluye.
Gracias Loli, por tu tiempo y por tu labor. Seguiremos viéndonos por el gimnasio y, por supuesto, en las clases de ciclo indoor virtual.