Itziar Arrastia no es arquitecta. Ni aparejadora. Tampoco albañil. Pero te ayudará a armar una buena casa que será el centro de tu cuerpo, el centro del poder.
Así se refería el creador del método Pilates a la musculatura que conforman la zona central del cuerpo: “power house”, que significa “centro del poder” o “casa de la energía”. Esta musculatura profunda, también conocida como CORE, rodea toda la zona lumbar y abdominal (transverso, recto abdominal, abdominales oblicuos, suelo pélvico, etc.) y nos otorga la fuerza necesaria para realizar la mayoría de los movimientos en nuestro día a día.
Itziar lo explica con una metáfora muy visual: “El CORE debe ser como una casa fuerte: necesita un suelo fuerte, que es el suelo pélvico; unas paredes fuertes, que son los abdominales y el contorno; y un techo fuerte, el diafragma. No es un fuerte de musculado, sino fuerte funcional. El objetivo de tener un centro activo y fortalecido es que el resto del cuerpo funcione correctamente”.
Hay quien percibe pilates como un deporte en el que se hacen pocos movimientos, o de poco esfuerzo, algo que ella desmiente: “Se trabaja el movimiento controlado, la fluidez, la elasticidad, la flexibilidad… y se combinan los movimientos con la respiración. El esfuerzo se suele hacer cuando se exhala el aire, y luego se vuelve a coger”, aclara.
Esta disciplina presenta numerosos beneficios para todas las edades, como un mayor control de la respiración o una mejora de la postura corporal, y lo bueno es que se puede adaptar a las necesidades de cada persona. “Siempre empiezo las clases preguntando si los alumnos han hecho antes pilates, para adaptar el nivel”, comenta. Muchas veces, si se hace un ejercicio que resulta superior a las capacidades físicas de quien lo hace, puede provocar el efecto contrario, y en vez de ser beneficioso, ser perjudicial”. Por eso, es importante que un instructor cualificado guíe a los alumnos.
Itziar empezó como alumna en el mundo del pilates, hace tan solo unos años. Fue a raíz de una lesión en la espalda, lo que hizo que necesitara ir a rehabilitación. “Un día vi que se anunciaban clases de pilates terapéutico. Me apunté y, tras comprobar los beneficios que su práctica aporta, decidí formarme y darlo a conocer, porque comprobé que aparte de gustarme, es algo que funciona”. En 2016 se especializó en Pilates suelo y desde entonces no ha parado de formarse: Low Pressure Fitness en 2016; Nordic Walking y Pilates máquinas en 2017; y Acondicionamiento Físico en Sala de Entrenamiento Polivalente en 2019. Además, asiste siempre que puede a diferentes cursos, talleres y convenciones relacionados con la actividad física y la salud. “A veces uno se acomoda y esto ayuda a renovarse continuamente. Se comparten experiencias y conocimientos que aportan diferentes maneras de hacer o de explicar”.
La nueva situación provocada por la pandemia le ha obligado a adaptar algunos de sus procedimientos para guiar a los alumnos, aunque la actividad se puede desarrollar con normalidad. “No podré realizar referencias táctiles para corregir la postura. Muchas veces indico con el dedo los músculos o partes del cuerpo que los alumnos deben activar y controlar para realizar el movimiento correctamente. Esta nueva situación nos hace discurrir maneras alternativas de enseñar. Eso es algo bueno. Nos obliga a darle la vuelta a la situación y pensar qué podemos hacer para explicar y transmitir de forma distinta”. Ella seguirá dando explicaciones e indicaciones verbales, pero en vez de entrar en contacto con los alumnos, les guiará para que sean ellos mismos los que identifiquen y señalen la musculatura que deben activar.
Un centro activo y fuerte es esencial, así que, como dice Itziar: “Respira, activa tu centro y ¡ponte en movimiento!” Te esperamos martes y jueves a las 20:15 en la sala naranja, y ahora también, los lunes y miércoles a las 9:30 en la sala tatami.