Hay algo indispensable cuando se trata del ejercicio físico: comenzar y acabar bien. Si acudes a alguna de nuestras actividades, lo sabrás por nuestros profesores. Empiezan las clases con ejercicios para preparar el cuerpo y las terminan con una fase de “vuelta a la calma”. Pero cuando acudes a la sala de musculación, ¿te acuerdas de esto? ¿Qué calentamiento y estiramientos son recomendables en cada caso? Sigue leyendo y descubre alguno de nuestros consejos.
¿Por qué hay que calentar?
Es fácil que surja la pregunta: ¿por qué calentar? ¿Es realmente necesario? Claramente, no es indispensable. Puedes ponerte a hacer ejercicio sin haberte preparado antes. Como cuando echas una carrera con algún amigo o corres hasta la parada porque se te escapa el autobús. Pero si quieres rendir al máximo, prevenir lesiones (y no llegar jadeando después de un sprint), lo mejor es dedicar unos minutos a esta preparación inicial. Al igual que ponemos el horno a precalentar para que tenga la potencia adecuada cuando introducimos la comida, debemos prepararnos para que nuestro cuerpo trabaje mejor en el momento del ejercicio.
¿Cómo calentar correctamente?
El calentamiento es una aproximación al ejercicio, así que dependerá de lo que se vaya a realizar a continuación. Lo importante es que sea una actividad de intensidad media-baja y que vaya creciendo, para que haya una progresión.
¿Y cómo prepararse? Puedes hacer alguna actividad aeróbica suave durante 5 o 10 minutos, como andar, trotar, hacer elíptica, bicicleta o incluso saltar a la acuerda, si la intensidad del entrenamiento posterior va a ser mayor.
También es recomendable realizar estiramientos dinámicos, es decir, movimientos suaves y controlados para preparar la musculatura y elongar sus fibras. Es aconsejable que imiten o esté dirigidos a la actividad que se va a realizar a continuación y que se hagan con un mínimo de 8 a 10 repeticiones. Por ejemplo: rodillas arriba, sentadillas, zancadas, skipping, jumping jacks… Asimismo, los movimientos pueden incluir rotaciones de cuello, hombros, cintura, rodillas y tobillos. No dudes en consultar con el profesor de la actividad o con nuestro instructor de la sala de musculación cuáles son los ejercicios más convenientes para ti.
Vuelta a la calma
Si el entrenamiento ha comenzado con una intensidad ascendiente, ahora toca lo contrario: terminar con un ritmo progresivo descendiente. Lo aconsejable es reducir la intensidad durante los últimos minutos del ejercicio (con 1-2 minutos bastaría) y acabar con una serie de estiramientos estáticos. Consiste en estirar el músculo hasta una posición y permanecer en ella entre 15 y 30 segundos.
Además de fomentar una mejor recuperación de la musculatura tras el esfuerzo físico y de prevenir la aparición de agujetas, este tipo de estiramientos permiten la relajación muscular.
En resumen, se trata de dedicar los primeros y últimos minutos del entrenamiento a ayudar a que el cuerpo rinda y se recupere mejor del ejercicio. Un hábito muy saludable, y que no cuesta nada, pero que a veces se olvida. ¡En Life Gym estaremos para recordarlo! Y para asesorar en esta materia a todo aquel que lo necesite.