El Polideportivo Larraona fomenta el tenis entre los más pequeños, de la mano de Gonzalo Ovejero, su entrenador. Con una pasión por el deporte que lleva cultivando desde su infancia, Gonzalo dirige clases de tenis para niños de entre seis y siete años, los lunes y miércoles, en un ambiente lleno de entusiasmo y aprendizaje.
Un entrenador apasionado por el tenis
Desde pequeño, Gonzalo Ovejero soñó con ser tenista. Tras años de formación y dedicación, encontró en la enseñanza una manera de transmitir su amor por este deporte. «Lo más bonito de ser entrenador es poder inspirar a los niños que están empezando, mostrarles lo que el tenis puede ofrecerles y ver cómo se apasionan por este deporte», comenta el entrenador, quien lleva ya tres años al frente de las clases en Larraona.
A lo largo de su carrera, Gonzalo ha formado parte de numerosas pistas de tenis en Burgos y Pamplona, donde ha seguido entrenando y perfeccionando su técnica, sin dejar nunca de compartir su conocimiento. En el polideportivo, su objetivo principal es que los más pequeños se familiaricen con los movimientos básicos del tenis, como el bote de la pelota, los golpes de derecha y revés, y la movilidad en la cancha.
Momentos inolvidables con los pequeños
Para Gonzalo, el momento más especial en cada clase es cuando ve la alegría de los niños al llegar a entrenar. «Ellos siempre vienen con una gran sonrisa, sobre todo cuando disfrutan de lo aprendido. También me llena de satisfacción ver cómo al final de la clase comienzan a aplicar lo que han practicado, a mejorar su técnica», explica.
Uno de los ejercicios favoritos del entrenador para desarrollar la fuerza en los más pequeños es el de pasarse un balón medicinal entre ellos. Aunque el ejercicio resulta desafiante, ya que deben moverse lo menos posible, la competencia sana que genera entre los niños los motiva a esforzarse y disfrutar del entrenamiento.
Un deporte para todos
Gonzalo sugiere que el tenis es una excelente opción para que los niños se inicien en el mundo del deporte desde temprana edad. «Es una etapa ideal para probar distintas disciplinas y empezar a mejorar, ya que tienen un gran margen de progreso a esa edad», comenta el entrenador, quien anima a los padres a fomentar el ejercicio físico en sus hijos desde pequeños.
El entrenador también destaca lo gratificante que resulta ver cómo los niños, a pesar de pasar todo el día en el colegio, llegan con energía y motivación a sus clases. «Es maravilloso verlos cansados, pero felices al final de la sesión», añade.
Historias divertidas
Las clases de tenis también están llenas de momentos divertidos. Gonzalo recuerda con cariño algunas anécdotas de sus alumnos, como cuando un día, debido al fuerte viento, uno de los niños le explicó por qué estaba triste: «¡Es que había un viento huracanado!», o cuando, tras mandar a correr a uno de los niños inquietos, los demás se unieron espontáneamente y todos comenzaron a correr por diversión. «A esa edad los niños siempre tienen algo gracioso que decir y es imposible no reírse», señala Gonzalo.
La satisfacción de verlos crecer
Lo que más llena de orgullo a Gonzalo es ver la evolución de sus alumnos. «Es increíble cómo, en pocos meses, pasan de no saber nada de tenis a ser capaces de sujetar una raqueta, hacer un buen revés, o ejecutar una volea», concluye.
Con una enseñanza basada en el entusiasmo y la dedicación, Gonzalo Ovejero seguirá formando con cariño a los pequeños tenistas. Para él, cada clase es una oportunidad para inspirar y transmitir su pasión por el tenis a las futuras generaciones.
