El verano está siendo especialmente caluroso y es primordial tomarse en serio la protección y el cuidado de nuestra salud durante este tiempo. Para ello, te damos cinco pautas que te ayudarán a que estas semanas sean un poquito más refrescantes.
1. Hidratarse es más que beber agua
Hidratarse correctamente en días de calor es fundamental para recuperar el agua perdida por la sudoración. No solo hay que beber más de lo normal, hay que hacerlo de la manera adecuada. Como señala el Instituto Agua y Salud, es recomendable beber agua sin esperar a tener sed y hacerlo de manera constante, poco a poco, para favorecer su absorción. Una botella de agua mineral a mano puede ser el mejor aliado durante la ola de calor. Además, se aconseja evitar las bebidas con cafeína, las bebidas alcohólicas, y las bebidas muy azucaradas, ya que favorecen la deshidratación. Comer frutas y verduras, alimentos muy ricos en agua, también contribuirá a hidratar tu cuerpo y a recuperar las sales perdidas por el sudor.
2. Objetivo: evitar el calor en la vivienda
En casa es esencial abrir las ventanas para ventilar en los momentos de menos calor del día, por la noche o la madrugada, y bajar las persianas para que el sol no entre directamente. A partir de los 35ºC en el interior, un ventilador no enfría el aire, solo lo mueve. Por tanto, si no tienes aire acondicionado en casa, intenta usar los electrodomésticos (lavavajillas, lavadora) y los aparatos eléctricos durante las horas menos calurosas del día, para que la energía que generan no aumente la temperatura. Y si aún no has cambiado las bombillas tradicionales por las de tipo LED, sustituirlas te ayudará a rebajar el calor de la casa y a ahorrar en la factura de la luz.
3. Todos los medios para protegerse del sol
En exteriores, procura no exponerte directamente al sol; permanece en lugares frescos y con sombra, y toma un baño o una ducha refrescante si es posible. Antes de salir de casa, recuerda aplicar protector solar y renovarlo al menos cada dos horas. También es importante llevar la cabeza cubierta con una gorra o sombrero y utilizar gafas de sol. Si quieres reducir el sudor, usa ropa ligera, de colores claros y que transpire, al igual que el calzado, que debe ser cómodo y fresco.
4. Adapta la actividad deportiva
Evita realizar actividades físicas en el exterior, sobre todo en las horas centrales del día. Según el entorno y tu estado y necesidades físicas, adapta el entrenamiento para que sea de menos intensidad o duración, incluyendo descansos más prolongados. No olvides hacer una vuelta a la calma progresiva, para enfriar tu cuerpo correctamente tras la parte central del entrenamiento. Y, sobre todo, desde Life Gym recomendamos hidratarse adecuadamente antes, durante y después de la sesión de ejercicio, bebiendo agua o bebidas isotónicas.
5. Cuidando de los más vulnerables
Es importante proteger a aquellas personas que son más vulnerables a los efectos del calor, a saber: niños, embarazadas, personas mayores, personas con discapacidades, personas con sobrepeso y enfermos. Piensa quiénes pueden tener más riesgo de padecer los efectos del calor en tu entorno y permanece al tanto de cómo se encuentran. Échales una mano para prevenir el calor con las medidas antes mencionadas, y si tienen problemas de salud derivados del aumento de la temperatura, ayúdales a reaccionar. Si tienen un golpe de calor (temperatura corporal de más de 39ºC, piel roja, caliente y sin sudor, pulsaciones rápidas, dolor de cabeza punzante, pérdida de conocimiento…), contacta con los servicios de salud.
