Conoce a Mariasun Obregozu, bailaora del grupo de sevillanas avanzadas

Los martes a las 8.00 p.m. en el Polideportivo Larraona suena una guitarra, un compás marcado y un taconeo decidido. Allí, entre palmas, faldas largas y sonrisas se mueve con elegancia Mariasun Obregozu, conocida cariñosamente entre su grupo como ‘la delegada’. Siempre impecable, concentrada y con una sonrisa que se contagia, Mariasun forma parte del grupo de sevillanas avanzadas que dirige la profesora Ane Dufur.

Hace ya seis años que empezaron juntas. Aquel grupo, que nació como una simple clase de baile, se ha convertido en algo más profundo. “Venimos encantadísimas de la vida”, dice Mariasun con una alegría que refleja el espíritu del grupo. Con el tiempo se han forjado vínculos sólidos y amistades que resisten cualquier cambio: de salón, de horario, “e incluso de profesora”, dice entre risas. “Pero siempre vale la pena quedarse”, concluye.

Cada clase comienza con una rutina precisa. Calientan muñecas, pies, tobillos y brazos. Preparan el cuerpo para el arte. Luego repasan pasos generales de distintos ritmos: sevillanas, alegrías, tangos. Después llega el momento de construir la coreografía. Paso a paso, compás a compás. Ane, la profesora, les recuerda con entusiasmo: “Repetir y repetir, recuerden, así es como saldrá”. En este nivel avanzado los movimientos son más complejos. Exigen coordinación, fuerza y, sobre todo, pasión. Se trabaja la postura, la mirada y la intención porque en el flamenco, el cuerpo entero habla.

Sevillanas avanzadas Larraona

Ane Dufur ha sabido mantener viva la llama del grupo. Su estilo combina disciplina y ternura. Sabe cuándo apretar y cuándo dejar espacio para disfrutar. Gracias a ella, el grupo ha aprendido que el flamenco no es solo técnica, sino emoción. “Este baile no era cercano a mí”, confiesa Mariasun. “Pero me interesaba. Ahora cada vez me gusta más la música y me parece muy estética. No hace falta mucho para bailarlo. Puedes hacerlo sola en casa, en grupo o donde sea”.

El grupo también sale del polideportivo para compartir su energía. En ocasiones visitan residencias de mayores, donde organizan juegos y pequeñas presentaciones. No buscan perfección, sino transmitir ilusión. “Es lo único que podemos transmitir, porque tampoco somos profesionales”, ríe Mariasun. Pero esa alegría llega lejos. En cada gesto, en cada palma, en cada bata de cola que se mueve con elegancia, hay algo que conmueve.

Flamenco Larraona

Más que una clase, las sevillanas del Polideportivo Larraona son un punto de encuentro. Un espacio donde el arte y la amistad se mezclan, donde cada paso es una celebración. Y allí, entre compases y miradas, Mariasun sigue firme, elegante y feliz, demostrando que el flamenco puede ser un camino para rebosar vida y crear comunidad.